LUNES, 11 de FEBRERO de 2013. (Ampliación del
primer día en Hawaii)
Hoy hemos llegado a la isla de OAHU,
perteneciente al archipiélago de Hawaii, el cual hemos avistado desde nuestro
barco con las primeras luces del alba. Hacia las 7 horas, a nuestra derecha,
hemos costeado el litoral meridional de Oahu hasta pasar por el Diamond Point,
la extremidad situada más al sur de la isla .Después de desayunar a las 6:30
horas Guadalupe y yo nos sentamos en la Balconata Azzurro Blu de la décima
planta y durante una hora vimos todas las luces de la costa de la isla así como
sus primeros perfiles montañosos .Poco a poco comenzamos a vislumbrar los altos
rascacielos de la capital, Honolulú. Salimos a hacer algunas fotografías y
película de vídeo, todo ello coincidiendo con una bonita salida del Sol a las 7:04 horas. Ibamos entrando y saliendo
a la cubierta exterior de la planta 10, para el reportaje gráfico de la isla. A
las 8 horas llegó el Pilot, que en este caso era una embarcación amarilla
“Pilot Hawaii” y pequeñita (nada que ver con los Pilot de San Francisco) y su
tripulante embarcó en el Deliziosa, conduciéndonos a nuestro atraque en
Honolulú. La capital fue agrandándose a nuestros ojos ;los rascacielos
perfilándose sobre la playa de Waikiki. Al final quedamos atracados en un
muelle (Pier 2) muy cercano al centro de la ciudad. Desde el barco se divisaban un par de torres
gemelas de color marrón oscuro.
Honolulú es la capital del estado de las
islas Hawaii, el estado (valga la redundancia) número 50 de Estados Unidos. Se
encuentra en la costa sudeste de la isla de Oahu, la cual pertenece enteramente
al distrito llamado” villa y condado de Honolulú”. El nombre Honolulú significa
“Bahia (Hono Ou Hana) resguardada”, y como he dicho ,corresponde al nombre de
la ciudad, situada cerca de uno de los pocos puertos naturales de las islas
Hawaii. La población antigua no utilizaba los puertos, ya que en sus canoas podía
llegar fácilmente a las playas. Más tarde las islas Hawaii fueron utilizadas
por la industria de la pesca del atún, para la obtención de madera de sándalo y
para la industria ballenera. Este puerto natural se creó debido a la ausencia de corales en la desembocadura
del río Nu’Huanu, siendo completamente reestructurado a lo largo de los años.
Creo que tal como dijo Antonio, el cual
redactó el diario de a bordo de “La vuelta al mundo 2012 con el Costa
Deliziosa”, Hawaii es sinónimo de paraíso:
sol, aguas cristalinas, cocoteros, collares de flores, música, las
tradicionales y exóticas bailarinas hawaianas .Nosotros sólo lo pudimos
apreciar en parte, pues la mayor parte de los días que estuvimos en Hawaii no
lució el Sol, e incluso nos llovió en
ciertos momentos. Lo peor fueron los cocos. Con las ganas que tenía de beber el
agua fresca y maravillosa de un coco del Pacífico y fue imposible encontrar
ninguno, a pesar de que en algunas carreteras vimos – desde el autocar en
marcha- algún puesto de venta. En cuanto a la música, no tuvimos la suerte de
escucharla ni de presenciar algún baile tradicional. Ni mucho menos de ver a
ninguna bailarina hawaiana; aún diré más, no recuerdo haber visto ninguna joven
hawaiana –guapa o fea-. Y el recuerdo que me llevo de las mujeres de Hawaii es
el de un marimacho,enorme ,gordo y horrible, con cara amorfa y deforme, al cual
llamaban María, y que fue la/el (¿)
nativo que condujo el autocar donde hicimos la excursión del segundo día.
Si se le quitan todos estos ingredientes a Hawaii
– incluida la desgracia de no poder
encontrar al Cheescake Factory- ¿qué nos queda del paraíso Hawaiano cantado por
Elvis Presley? Eso es lo que os voy a contar ahora.
Quedamos atracados en el mencionado Pier 2,
distante 20 minutos a pie del centro de Honolulú. Los autobuses públicos
también se encontraban a pocos minutos del puerto, y pasaban con frecuencia. La
temperatura fue muy agradable, oscilando entre los 18 y los 24 ºC. Fuimos
citados a las 8:45 horas, en el Grand Bar Mirabilis, del puente 2 (Gardenia)
para asignarnos el autobús de la excursión que habíamos contratado:
“Atracciones Naturales de Oahu”. Nos asignaron el autocar número 7 y tuvimos la
inmensa suerte de que la persona encargada por Costa para acompañarnos en esta
excursión fuese Lydia Balañá, dado que en hawaii no hay guias de habla española
y Lydia hizo de fiel traductora de las explicaciones del guía local, un señor
de nuestra edad o algo más mayor, que se desenvolvía muy bien y con
tranquilidad.
Dos días antes de llegar a Honolulú recibimos
una nota informativa en nuestro camarote, en la cual se nos anunciaba que en
esta excursión no podíamos visitar el cráter del volcán Diamond Head porque la
carretera se encontraba en obras. ¡Mala suerte! Nos perdimos, pues, este
interesante inicio de la excursión, y comenzamos la misma bajo una fuerte
amenaza de lluvia, con todo el cielo cubierto. En esta excursión iban sólo
españoles, y fuimos con Jose y Carlos, que se sentaron cerca de nosotros. La
excursión comenzó desde el puerto, atravesando algunas calles de Honolulú.
Pasamos junto al enorme centro comercial Ala Moana –que ocupa una manzana
enorme, incluidos los parkings-; poco después Carlos nos señaló un local de
Cheescake Factory, que por la tarde no pudimos localizar. Pronto aparecieron
ante nosotros los magníficos rascacielos del centro comercial de Honolulú. Poco
después Lydia nos anunció el inicio de la famosísima playa de Waikiki,
salpicada de hoteles de superlujo como el Hilton. Comenzamos a vislumbrar esta
playa de aguas azul turquesa, bordeada de palmeras mecidas suavemente por el
viento y pespunteada por sus blancas arenas. Delante de la misma unos
esplendidos parques llenos de árboles y
flores autóctonos sobre un extenso césped, verde e impoluto. El conjunto era de
una excepcional plasticidad. Comenzamos a hacer fotografías. Minutos después
llegamos al extremo de Waikiki e iniciamos la ascensión por la ladera del
volcán Diamond Head (llamado así porque en su origen los colonizadores
occidentales de Honolulú confundieron las concreciones cristalinas de caliza
con diamantes). Para un geólogo el paisaje era espectacular. Lo más notorio
era que las laderas del volcán estaban
cubiertas de una vegetación exuberante. En algunas zonas el terreno estaba
cortado, pudiéndose apreciar perfectamente las capas de sedimentos volcánicos
(lavas y piroclastos) sucediéndose horizontalmente, lo cual daba una idea de un
remoto pasado de tranquilas erupciones volcánicas que depositaron abundantes
coladas de lava las cuales fueron superponiéndose dando lugar a este enclave.
No pudimos pues avistar Waikiki desde la
caldera del Diamond Head, pero la grandiosidad del lugar era magnífica.
Comenzamos luego a transitar por una zona privilegiada. Deduzco que las
mansiones que vimos tenían unas vistas fantásticas sobre la playa de Waikiki y
sus alrededores. Entramos en una zona residencial de alto standing. Todas las
mansiones eran distintas, la mayoría de madera, preciosas, elegantísimas,
espaciosas, con diseños espectaculares. Carlos y yo no parábamos de fotografiarlas,
fascinados. En el polo opuesto a las pobres viviendas del interior de Costa
Rica, estas viviendas reflejaban a la perfección el típico “American Way of
Life”. No parábamos de exclamar : “
magnífica, increíble, fascinante, ¡qué pasada!”. Yo comenté que me gustaría
jubilarme y vivir allí una buena temporada. Hice muchísimas fotografías; ellas
pueden explicar mejor que mis pobres palabras lo que allí vimos. Continuamos
nuestro recorrido de la costa sur de Oahu, hasta la maravillosa playa de
Hanauma. Como las coordenadas de Honolulú son 21º 18´7´´ de latitud Norte y
157º 51´55´´ de longitud Oeste, es decir, otra vez por debajo del Trópico de
Cáncer, nos encontrábamos en esta playa tropical fascinante. Playa paradisíaca,
enclavada en una bahía de ensueño, con aguas azul turquesa y con una pequeña barrera de arrecifes
coralinos que separan las aguas exteriores oceánicas, de las interiores mucho
más someras de color celeste claro, donde la gente se baña sin temor a los
escualos. Algunas altísimas palmeras bordean la línea de la playa cuya arena
está sembrada de trozos de coral (Guadalupe recogió unos cuantos) y conchas.
La zona anterior a la playa está
perfectamente arbolada y ajardinada haciendo el conjunto muy agradable. Tomamos
algunas fotos excepcionales y continuamos nuestro recorrido en el autocar.
Transitando por esa carretera se nos señaló el lugar y la casa donde se había
rodado la célebre serie televisiva “Magnum P.I.” Llegamos al cabo de unos
minutos a un mirador sobre el famoso “Blowhole” de Halona, donde el agua del
mar sale impulsada a través de un respiradero volcánico formando una gran
fuente natural. No lo miramos durante demasiados minutos pues comenzaba a
lloviznar; no obstante, yo pude ver
salir agua una vez por el respiradero y alguna otra que pude fotografiar sólo
salió vaporizada, como ocurre en el espiráculo de las ballenas. Lydia se mostró
muy amable con Guadalupe y conmigo y volvió a insistirnos en la pregunta
¿Porqué a los koalas no se les puede
acariciar con la palma de la mano, pero sí con el dorso de la misma? En estas
playas plagadas de rocas volcánicas –desde las enormes a las pequeñitas- es muy
común avistar a las enormes ballenas jorobadas desde Diciembre hasta mediados
de Abril, pero desde aquí no vimos a ninguna, quizás porque el día y el mar
estaban muy oscuros. Un poco más adelante nos detuvimos en el mirador de
Makapu’u para fotografiar sus impresionantes vistas y donde pudimos ver varias
aves marinas autóctonas y abundante vegetación. Por cierto, antes de llegar a
este mirador, el autocar nos había traído por una carretera atravesando una
impresionante selva – y como el día era muy nublado, aún parecía más
impresionante- que no tenía nada que
envidiar a Veragua Rainforest, tanto por su Biodiversidad como por su espesura.
En ella hemos visto árboles gigantes y otros verdaderamente extraños a los ojos
de un europeo. Había árboles muy altos que echaban ramas en todas direcciones,
muchas de las cuales llegan al suelo y forman una maraña de troncos que no
sabes dónde empiezan o terminan.
Nuestra siguiente parada fue en un
emplazamiento arqueológico hawaiano que en la antigüedad era un templo de
guerra. Allí el guía nos explicó algunas
de las plantas más importantes para la alimentación de los primeros hawaianos.
En este lugar había un enorme montón de piedras negras de lava, formando una
montañita, pero no entendí su significado. También había muchas nueces por el
suelo, de las que se hacen los collares y pulseras típicos de Hawaii. Guadalupe
y yo recogimos unas cuantas. Fotografié algunos ejemplares notables del reino
vegetal. También unas pequeñas tortolitas que se acercaban sin mostrar miedo.
Salimos de allí y el autocar nos llevó a uno de los lugares más maravillosos de
la isla: el mirador de Pali. De él dijo Stevenson: “Es el lugar más bonito que
he visto en mi vida”. Pero a buen seguro que Stevenson lo vio con sol y a
nosotros nos tocó el peor día posible: oscuridad, viento huracanado y llovizna.
Algunas personas optaron por no bajar del autocar. Nosotros lo hicimos
resguardados por una capelina, bajo la lluvia y con un viento insoportable. Al
llegar al mirador por el que se arrojaron los 800 guerreros que habían perdido
su batalla contra el rey rival Kameamea,
el aire frío podía provocarte una pulmonía. Hice dos fotografías totalmente
deslucidas por la uniformidad cromática de los grises existentes y regresé al
autocar, mientras Guadalupe con la capelina puesta filmaba desde lo alto de los
arrecifes de la Sierra de Koholau, perennemente azotada por el viento y cubierta
por las nubes .De allí, regresamos al puerto.
Subimos al barco, dejamos algún peso, comimos
en la zona de bocadillos y salimos a pasear por nuestra cuenta. Cogimos un
autobús que llevaba el letrero de Waikiki. El lío fue para pagar. Comenzamos a
hablar con la conductora del autobús, que nos ordenó sentarnos, sin más
explicaciones. Pasados unos minutos comprendí que para pagar había que meter
los billetes de 1 Dólar por una máquina, me levanté y pregunté a la conductora
cuántos billetes; ella dijo : “five $”, los pagué y me dio dos billetes enormes
de papel. Cuando avistamos Waikiki nos bajamos. Tuvimos muchísima suerte pues
habiendo estado todo el día nublado en
aquel momento salió el Sol. Waikiki es
una playa bonita, dicen que la mejor del mundo. Yo creo que eso es una
exageración, no obstante no te bañas cada día en una playa al final de la cual
se yergue majestuoso un volcán (Diamond Head) y llena de palmeras mecidas por
el viento. Es una playa larga, de pendiente muy suave. Guadalupe se bañó primero
y yo después. El Sol formaba reflejos en el fondo, aunque no tan bonitos como
los de Barbados. Cogimos una muestra de arena, pero no era arena fina como la
del Caribe. Tampoco abundaban los moluscos, sólo encontramos dos o tres. La
temperatura del agua no era fría, aunque tampoco cálida. Lo mejor es que
soplaba un airecillo muy agradable que nos secó bien los bañadores. Al cabo de
una hora y media abandonamos la playa y comenzamos a atravesar la zona que hay
delante de la misma, en el área del Museo Naval. Por suerte el Sol aún lució
media hora y quedamos extasiados de la belleza del lugar. Comenzamos a
fotografiar bellísimos ejemplares del reino vegetal que en estas latitudes se
hallan en todo su esplendor: troncos inmensos, llenos de múltiples lianas y
raíces; nos situamos debajo de ellos con los brazos extendidos y no los
podíamos abarcar. Otros árboles cuyo tronco albergaba enormes ramas que se
curvaban hacia el suelo sin alcanzarlo y de las que colgaban una especie de
lianas. Árboles de espesísimas copas y gran tamaño; dicen que los americanos
escondían debajo de ellos a los aviones, en la segunda guerra mundial. Palmeras
preciosas cuyas enormes palmas forman bonitos dibujos ajedrezados en su parte
superior. Palmeras reales, muchas de ellas procedentes de Honduras, con la
parte superior de los troncos lisa y de un color verde botella; ibiscos
gigantes,cuyas flores rojas parecían salidas del Edén. Toda esta extensión de
terreno estaba perfectamente tapizada de un césped de color verde intenso, muy
bien cortado, que daba uniformidad al total ajardinado. Algunas pequeñas aves
se desplazaban por éste. Muchas tórtolas ,muy confiadas ante la presencia
humana, a veces reunidas incluso en grupos de 6 ó 7 individuos. También
pequeños pájaros, parecidos a cardenales, cuya cabeza era de un rojo vivísimo,
similar a la lava volcánica caliente, éstos un poco más tímidos y en parejas.
Pretendimos abandonar la zona, pero era
imposible; nuevas maravillas del mundo vegetal nos aguardaban, muchas conocidas
por nosotros, pero no por ello menos fascinantes. Marquesas de enormes hojas
lobuladas que adornaban majestuosas la entrada del hotel Hilton de Hawaii.
Algún banano con sus enormes y alargadas hojas colgantes. Ante nosotros se
presentó un jardín recoleto donde se celebran banquetes de boda, con una caseta
blanca en el centro. Poco después admirábamos la entrada del Hilton que está
adornada con un bloque enorme de piedra volcánica del que manan varias fuentes
de aguas cristalinas, entre una vegetación exuberante. Aquí pensé que Hawaii no
es como BCN un conjunto de casas entre las cuales hay algunos árboles, sino
todo lo contrario, es decir, un conjunto arbolado en el cual están
perfectamente integradas las edificaciones .Poco después del Hilton vimos unos
edificios de estilo oriental y nos dirigimos a ellos .Muy bonitos, con tejados
estilo pagoda china. En sus bajos vendían recuerdos turísticos. Nosotros
encontramos los famosos collares elaborados con la nuez del árbol kui-kui,
típico de Hawaii. Enseguida Guadalupe escogió los más bonitos y elegantes. Nos costaron 5 $. También allí
había un establecimiento de venta de perlas (Recordemos Pearl Harbour).
Entonces decidimos regresar por el camino que nos había traído el autocar de la
excursión de la mañana, a ver si localizábamos el Cheescake Factory, pero por
más que lo intentamos fue imposible. Fue un largo paseo, poco agradable.
Pasamos por el exterior del centro comercial Ala Moana y pudimos darnos cuenta
de su enorme extensión. Por fin, un tanto cansados, llegamos a las proximidades
del Deliziosa y decidimos seguir hasta Chinatown. Se nos hacía difícil porque
llevábamos arenilla de Waikiki en diversas partes del cuerpo y con el roce nos
comenzó a molestar mucho. A mí se me recalentó la planta del pie derecho y tuve
que disminuir la velocidad de la marcha. Atravesamos una zona de negocios en
esta parte de Honolulú, llena de enormes y elegantes rascacielos. Nos llamó la
atención uno que tenía tres ascensores que ascendían y descendían por el
exterior del edificio. También advertimos que en las plantas bajas había varios
establecimientos de Starbucks Coffee, donde probablemente los ejecutivos –muchos
con la típica camisa hawaiana- se toman un respiro.
Continuamos hacia Chinatown y Guadalupe vio
un establecimiento de Ross. Entró y mientras tanto yo lo hice en un Mac
Donald’s pidiendo lo que a mi entender era un batido de menta. Al tenerlo en
las manos resultó un vaso de plástico (yo pedí el tamaño “midle”) con una
guinda roja en su parte superior, apoyada en una capa de nata (pastosa) y en el
cono inferior, lo que parecía menta, era un batido de nata espesa con menta .No
estaba malo ,lo compartimos Guadalupe y yo, pero no creo que vuelva a tomar una
bomba de colesterol así en toda mi vida.
Al final llegamos a Chinatown, sobre las seis
de la tarde, pero casi todas las tiendas estaban cerradas. Por suerte, bajando
hacia el puerto encontramos dos o tres abiertas. En una de ellas, le regalé a
Guadalupe un collar hawaiano de flores naturales moradas y amarillas que nos
costó 7$. Había otros más bonitos, de flores blancas, con alguna amarilla
intercalada; costaban 20$ y lo juzgamos un precio excesivo. Luego, en otra
tienda, descubrimos collares y pulseras del fruto del árbol kui-kui; no eran
tan elegantes como los que encontramos junto al Hilton, pero las pulseras
costaban 1 dólar e hicimos buen acopio de ellas, sobre todo para compañeras de
nuestros colegios.
Regresamos al barco pasando por delante de la
Aloha Tower y recorrimos el exterior de los pier 13 al 2.Aún llegamos a tiempo
de tomar algo en el autoservicio Muscadins que estaba abierto excepcionalmente
hasta las 21 horas. Antes nos habíamos duchado, para quitarnos la arena y
nuestras “heridas de guerra”.
MARTES, 12 de FEBRERO de 2013.
Nuestro segundo día en Hawaii ha transcurrido con un tiempo más nublado que
ayer, sin sol, pero sin lluvia.
Teníamos contratada la excursión de Costa:
“La famosa costa septentrional de Oahu” de 5,5 horas de duración. Como no había
suficientes españoles que la requiriesen, nos incluyeron en un autocar de
italianos y franceses, gente bastante correcta. La excursión dio inicio a las
8:30 horas, en el autocar nº 9 y llevamos una intérprete italiana, de Costa,
que iba haciendo la traducción del Inglés al italiano y al Francés. En esta
última lengua nos enteramos bastante bien; la/el (¿) conductor era María, con
esto está dicho todo.
Hoy esperábamos ver el relieve montañoso de la
isla, formada casi totalmente por volcanes extintos, los cuales alcanzan
alturas notables sobre el mar. Los volcanes, nacidos de las profundidades del
océano han perfilado las islas una a una, proyectando aún hoy – en algunas de
ellas- su magma incandescente en fuentes o ríos de lava rojizos. Entre una
exuberante y lujuriosa vegetación se nos aparecen como oasis cascadas
maravillosas con reflejos de arco iris en cada rincón. (Hablando de arco iris,
ayer por la mañana, desde el barco, habíamos podido fotografiar el arco iris
sobre Honolulú).
Hoy os voy a narrar como hemos ido a
incomparables playas paradisíacas sobre las que se balancean las palmeras y
ponen sus huevos las tortugas, y donde magníficas y colosales olas en sus
playas han convertido a Hawaii en el paraíso de los surfistas. Por lo tanto, la
excursión de hoy –a pesar del día nublado- nos ha permitido conocer lugares de
notable interés paisajístico en Oahu. Desde el punto en donde se encontraba el
Deliziosa, comenzamos nuestro trayecto por las montañas Ko’Olau, las cuales
atravesamos por un magnífico túnel (probablemente hecho por los americanos con
fines estratégicos de defensa de Oahu) y salimos al lado de barlovento de la
isla, que nos premió con unas vistas maravillosas sobre el océano. Hay que
decir que esta parte del interior de la isla –antes de atravesar el túnel
mencionado- está poco habitada y las fincas son rurales, poco elegantes. El
tipo de vida que en la costa ha sido totalmente sustituido por el turismo.
Nuestra primera parada fue en el Valle de los Templos. Este lugar recóndito de
Oahu es un enorme cementerio que alberga miles de tumbas de varias religiones:
católica, protestante, japonesa, china, etc. Hay un templo para cada camposanto
.La belleza plástica del lugar es indudable, con amplias praderas de césped
salpicadas de vasitos con flores hawaianas (tales como ibiscos de color
rojo-fuego) y algunas placas conmemorativas, que son pequeñas, con vasitos de
café, o soldaditos geiper-man, dado que aquí la gente cree que después de la muerte
el espíritu aprovechará estas ofrendas.
Guadalupe –como es habitual en estos lugares-
se sintió muy motivada desde el primer momento. Aunque yo prefiero la
tranquilidad de los Alpes, con sus pequeños cementerios floridos, como en la
Haute-Combe.
Comenzamos con un prado que era el cementerio
japonés. Destacaba de los otros por la presencia de lápidas verticales, todas
negras y oirientadas al Japón, país al que por cierto, y según la tectónica de
placas, se acerca Hawaii 9 centímetros cada año. Continuamos por un prado
contiguo, con los típicos floreros y las plaquitas en el suelo. Y después
pasamos al núcleo de la visita que se desarrolló en el pintoresco Templo de
Byodo que fue construido el 7 de Junio de 1968 para enterrar a los primeros
inmigrantes japoneses de Hawaii. Es una réplica a escala del templo situado en
Uji (Japón) y construido hace 900 años. Dentro contiene un Buda creado por el
famoso escultor japonés Masuzo Inui.
Todo este templo está rodeado por los jardines Sunra típicamente tradicionales con su puente sobre
un estanque en el que nadan cisnes negros y carpas doradas y con su jardín de
arena zen sobre la cual descansa otra pequeña divinidad. El templo es
magnífico. Sus colores predominantes son los rojos, negros y dorados. Sus
tejados con aristas típicamente orientales. De todas formas, toda esta paz
celestial se veía interrumpida durante nuestra visita por un jardinero que absorbía hojas sin
parar, con una manguera a motor.
Salimos del parque y el autocar nos llevó por
una carretera que dejaba al fondo unas montañas que mostraban un enorme
farallón de más de 600 metros de altura, con una exuberante vegetación. Le dije
a Guadalupe que creía reconocer los acantilados que salen en la película de
King-Kong; eran, en efecto, espectaculares.
Y posteriormente la guía del autocar nos confirmó que allí se había filmado
“King- Kong” y aún otra película: “Parque Jurásico”, dado que el lugar tiene
todas las ventajas de una selva, pero sin animales peligrosos, tales como
serpientes.
A continuación, recorrimos espectaculares
costas, pasando por China Man’s Hat , una zona del litoral donde paramos a
fotografiar unas islitas, una de las cuales tiene forma de un sombrero chino.
Allí cogimos corales y alguna concha. Luego paramos unos minutos a hacer fotos
en Kahana Bay, cerca de la cual en un cerro nos indicaron que estaba la casa de
Elvis Presley. Luego nos llevaron al Male Kahana State Beach Park, un lugar
abandonado –ahora en invierno- dónde
sólo encontramos unos Restrooms (aseos) y una playa amplia, llena de arena, en
la que soplaba un fuerte y desagradable viento; en ella hicimos algunas fotos y
la abandonamos enseguida. Se supone que este es un parque conocido por sus especies
de aves marinas y plantas autóctonas, pero sólo vimos unas garcillas blancas a
lo lejos. En la propaganda de la excursión ponía que un poco más adelante
encontraríamos Kahiku, donde pasaríamos por piscifactorías de gambas y veríamos aves de zonas pantanosas en
peligro de extinción. No vimos ni una cosa ni la otra, y nadie nos explicó
nada. Sí que pasamos 10 minutos en la famosa Sunset Beach, una pintoresca playa
famosa por sus altísimas olas, en la que se celebraba un campeonato de surf.
Buscando mi coco fui hasta el extremo de
dicha playa, donde tomé una foto, y regresé al autocar. Continuamos hasta
Haleua Beach Park, uno de los puntos fuertes de la costa para los surfistas,
que lo llaman “El milagro de las 7 maravillas”, pero en lugar de ver surfistas,
vimos una preciosa tortuga verde, enorme, la cual estaba inmóvil en la arena y
expuesta al público, incluso con un cartel que indicaba su género y especie.
Tenía un ojo abierto, de color amarillo, pero no tenemos la certeza de que el
animal estuviese vivo.
Por fin acabó la excursión atravesando otra
zona central de la isla donde están las plantaciones de la empresa Dole.
Predominaban las de Ananás, y según nos explicaron, tardan dos años enteros en
crecer las piñas. También había alguna plantación de plátanos y algún cocotero.
Nos llevaron al establecimiento Dole para el turismo. Allí nos tomamos un
helado de piña con trozos de idem y un Sprite con hielo. Dentro del almacén
había muchos productos para regalo relacionados con la piña, el coco y el
plátano, frutos que se vendían al natural en unas casetas instaladas en el
exterior. Fue muy curioso un stand donde preparaban perlas, a partir de ostras
por 15 $. Cuando una persona pagaba este precio, tenía derecho a escoger una
ostra. La operaria tocaba una campanilla – para atraer la atención de la
gente- y abría la ostra con un cuchillo.
Cuando Guadalupe y yo presenciamos esta operación salieron dos perlas de una
ostra, por casualidad. Luego las trataron con un polvo abrasivo.
Salimos del edificio, cogimos el autocar y
pude fotografiar una instalación de radiotelescopios que hay en las
inmediaciones y que había visto al llegar.
Regresamos al barco sobre las 14 horas,
comimos algo y salimos hacia Chinatown con el objetivo de entrar en un
Starbucks Coffee para conectarnos a Internet y publicar la actualización del
blog. Así lo hicimos y comprobamos que la conectividad iba muy rápida en el
Starbucks. Allí leímos los últimos e-mails recibidos y tomamos cada uno una
pasta americana con un Hot Chocolate. Salimos de allí y entramos en Macy’s
buscando un lavabo, pero vimos bien de precio las camisas de caballero y
después de probarme varias, me compré una por 23 $ (rebajada al 50%).
Posteriormente entramos en el Ross y en su planta baja compramos otras dos
camisas para mí, una de ellas por 13 $ y de la marca Calvin Klein De allí, fuimos a Chinatown; esta vez sí que estaban abiertas todas las tiendas
y se estaban preparando para una celebración, pues vimos varios tenderetes
montándose. Este Chinatown no tiene nada que ver con el de San Francisco. Es
mucho más pobre, se ve a bastantes mendigos y no tiene ningún interés
arquitectónico. De todas formas aprovechamos el paseo,puesto que en una tienda
de ropa Guadalupe se compró dos vestidos hawaianos y otro de su estilo
personal.
En este barrio se vendían muchas camisas
hawaianas –de las que hicieron gran acopio muchos turistas del barco- y en la
zona de comida, las nueces de Macadamia eran un producto típico.
Regresamos al barco, pasamos los controles,
que aquí en Hawaii no han sido nada rigurosos
- por ejemplo, para reingresar en el barco los funcionarios USA no nos
pedían ni el pasaporte - . Nos bañamos, y ya cómodos y fresquitos presenciamos
a las 18 horas la salida del puerto de Hawaii, que fue muy bonita,
proporcionándonos una vistas de la parte
de la costa de la isla donde se oían los primeros compases musicales de la fiesta
que se preparaba en Chinatown. Le acompañó a esta despedida una magnífica
puesta de Sol. Y con el espíritu lleno de sensaciones positivas nos
fotografiamos en nuestro balcón, y con las manos dijimos : “¡Adiós, Hawaii!”.
Por la noche, bajamos a cenar con nuestros
compañeros de mesa Rosa, Carlos y Jose. Los señores de Extremadura no estaban
presentes. Guadalupe iba con su vestido de hawaiana morado y su preciosa
guirnalda de flores naturales colgada del cuello; iba tan bonita que un par de
señoras alemanas le preguntaron dónde la había comprado, porque lo normal era
ver por el barco guirnaldas con flores artificiales. Aprovechamos el momento y
nos hicimos fotos todos juntos, con los camareros y por parejas.
¡ALOHA!
MIERCOLES, 13 de FEBRERO de 2013.
Hoy el Sol ha salido a las 7:09 horas y se ha
puesto a las 18:47. Las temperaturas han oscilado entre los 24 y los 27ºC. El
mar ha estado relativamente calmado, aunque Guadalupe ha decidido tomarse una
Biodramina con cafeína por la mañana y luego ha pasado bien todo el día.
Nos encontramos en navegación con ruta Sur
SurOeste, en el Océano Pacífico en dirección a la Samoa Americana,
concretamente hacia Pago Pago.
Continuando con el tema de Hawaii, Guadalupe
ha realizado esta mañana –en su taller de manualidades- y ayudada por Rosa, un bonito collar
hawaiano, elaborado con hojas de papel pinocho de colores. Por la tarde ha
practicado el arte de la marmolización del papel, que ya se usaba en Italia
hace 600 años. A las 17:15 hemos asistido a la conferencia “Islas de la
Polinesia (2ª parte)”en la que hemos visto preciosas fotos de Bora-Bora, Tahití
y de las Islas Fidji.
A las 19 horas hemos ido al teatro Duse,
donde actuaba el ballet Afro Arimba, con los cantantes Michael Riet y Karin
Kovakova. Hoy hemos llegado por primera vez con tiempo de antelación suficiente
para sentarnos en la fila 4 de la platea. Así hemos podido ver a los bailarines
y bailarinas del ballet muy cerca, y apreciar los detalles de su vestuario. Por
ejemplo, Guadalupe ha comprobado que la cantante rusa emplea tres tipos de
pelucas distintas en sus actuaciones : una coleta, una media melena y una
melena larga. Este ballet nos ha presentado hoy el espectáculo “Allegria” con
números y coreografías muy variadas. Ha sido muy bonito. Luego hemos ido a
dormir, ya que hoy tocaba no cenar.
JUEVES, 14 de FEBRERO de 2013.
Hoy el sol ha salido a la misma hora que
ayer, pero se ha puesto 20 minutos más
tarde, es decir, a las 19:07 horas. En cuanto a las temperaturas, hoy se han
elevado mucho ,hasta los 28ºC. Además el maître del comedor nos ha confesado
que hace 2 días el Deliziosa tiene problemas con la refrigeración en ciertos
lugares del barco. Esto se nota claramente al atravesar diversas zonas del
mismo. Hay lugares muy fresquitos y otros más cálidos. Nuestro camarote, por
suerte, tiene buena refrigeración, pero no la ponemos muy elevada para no
resfriarnos. Y no es extraño que en las cubiertas haga este calor, dado que hoy
nos encontramos a 5º sobre la línea del Ecuador, que atravesaremos mañana. Por
otra parte, mucha gente se pone en las cubiertas a bañarse y a tomar el sol, a
veces expuestos a grandes corrientes de aire. El resultado, como la mayoría es
gente bastante mayor, es que en los comedores no paran de escucharse toses,
algunas muy preocupantes porque son de pecho y de bronquios. Guadalupe ha ido
ayer y hoy a la piscina de popa (planta 9) a bañarse y a tomar el sol, de 8 a
10 de la mañana. A esa hora hay poca gente, el sol no quema demasiado y además
ella se resguarda de las corrientes de aire.
En cuanto a mí, con este aire tan puro me
encuentro perfectamente; respiro muy bien y huelo a la perfección. Tengo mucho
cuidado de no exponerme al aire en las cubiertas y tampoco me bañi en las
piscinas del barco porque me da reparo
ver a tanta gente en ellas. Sin embargo me baño en estas playas tan
cálidas y maravillosas. Por ejemplo, hace tres días me bañé en la célebre playa
de Waikiki, en Hawaii, donde se estaba muy bien.
Hoy ha sido un día especial a bordo del Costa
Deliziosa, ya que se ha celebrado San Valentín. Los italianos celebran este día
aún más que los españoles. Todo ha empezado al asistir a nuestra clase de Tango
Argentino nº 17; a los señores nos han subido a una salita y nos han dado una
bonita rosa de papel apara regalar a nuestra mujer. De ésta guisa tan romántica
se ha bailado el tango. Luego, a la hora de la cena, el restaurant estaba
especialmente engalanado; a la entrada habían situado una gran tarta en forma
de corazón, con el nombre de San Valentín. Y habían expuesto un pez espada
cocinado –al cual le habían cortado la espada- adornado con piñas tropicales,
plátanos y pimientos de colores. Además, durante la cena, han entregado una
rosa natural a cada señora.
Hablando de otra cosa, esta mañana en su
taller de manualidades, Guadalupe ha confeccionado una pulserita con cuentas de
madera, y por la tarde, unas pulseritas trenzadas de colores.
Esta tarde a las 16:30 horas estaba anunciado
un “Desfile de perlas de Tahití y de los Mares del Sur”, en el Grand Bar
Mirabilis, del puente 2. Nos preguntábamos Guadalupe y yo cómo iban a desfilar
las perlas, cuando aparecieron las chicas del ballet Afro Arimba luciéndolas en el cuello, orejas y
manos. Fue un desfile curioso.
A las
19 horas, en el Teatro Duse, puente 2, hemos tenido la suerte de que se
presentara en el Deliziosa un espectáculo de música y bailes polinesios
(Hawaii, Tahití, Bora-Bora y Nueva Zelanda) bajo el título: “THAITI’S HAWAIAN
TRIO, AND HULA LOVELIES”. Tocaban tres guitarras (una de las cuales era un
Ukelele) 3 señores, y en ciertas canciones 2 señoras, bailaban con los trajes
típicos de cada isla. Esta recopilación de música y bailes estuvo bien, y nos
permitió aprovechar aún más nuestra
estancia en estos mares.
Llegó la hora de cenar en el Restaurant
Albatros, y con ella la celebración del cumpleaños (32) de Jose. Todos los
compañeros de mesa le hicimos regalos y el chico se puso muy contento y
acalorado. Vinieron el maître y los camareros y trajeron un pastel de chocolate
y 2 botellas de cava que eran de Rosa, y nos hicieron fotos a todos. Jose
también recibió una felicitación del comandante de la nave. Al final se añadió
a nuestra mesa el señor Peña, jubilado muy adinerado, pariente de los dueños
del Santander, y amigo de Rosa. Hay que
decir que al principio de la cena vino a sentarse con nosotros Lydia Balañá, la
cual estuvo agradable con todo el mundo. Por suerte en la mesa no hubo nada
fuera de lo normal y la velada fue agradable.
Al acabar la cena Jose nos invitó a unas
copas en los salones de las planta 2 , aunque
la que nos convidó a 2 botellas de un Martini dulce buenísimo y frío,
fue Lydia (nos dijo que lo venden en El Corte Inglés, de BCN). Tuvimos una
conversación agradable y relajada que duró hasta la una de la madrugada y en la
que participó y se encontró muy a gusto el Sr. Peña (que está en la década de
los 80 años).
VIERNES, 15 de FEBRERO de 2013.
Hoy nos hemos despertado perdidos en la
inmensidad del Océano más grande del planeta. He salido al balcón y he
observado esa inmensidad de agua salada por la que vamos transitando, las nubes
que corren rápidas por encima de nosotros y notando el viento azotar mi cara.
Ahora, lejos de todas las grandes ciudades contaminadas del planeta y explotadas
por la mano del hombre, aquí, en medio del Pacífico, por el que casi hace ya 8
días que nos movemos y dicen que lleno de miles de pequeñas islas con aguas
azul turquesa, arenas doradas y finísimas, y corales que forman atolones y
tapizan sus playas, me he sentido por unos momentos Capitán Nemo, a bordo de su
Nautilus y lejos de la malvada humanidad. Y es aquí, a bordo de ésta máquina
potente que atraviesa los mares, cuando me reafirmo en mis ideas de huir de
todos aquellos que no buscan nada más que su beneficio, de los que explotan a
los más débiles, de los que engañan a sus semejantes. Es maravilloso estar
lejos de todos ellos y de la televisión, esa máquina infernal que sólo sirve
para lavar los cerebros.
Aquí, entre el rumor de las olas, acuden a mi
mente en rápida sucesión mis seres queridos : Violeta, Eva-Marina, mis padres…¡qué
lejos estoy ahora de vosotros! Pronto estaremos en las antípodas. Pero os llevo
en mi corazón. Y me siento parte de esta Creación, maravillosa e inexplicable.
Esta noche volveremos a retrasar los relojes y ya tendremos 12 horas de retraso
respecto a Barcelona.
Lo más destacado hoy a bordo ha sido el paso
del Ecuador. A las 11 horas se ha preparado una gran fiesta o Bautizo de Mar,
para los neófitos. Guadalupe ha tomado parte. Han dividido a los que iban a ser
bautizados en cuatro grupos : agua, tierra, aire y fuego y el dios Neptuno les
ha bautizado. Incluso hemos recibido un certificado luego en el camarote.
Una vez pasado el Ecuador, nos hemos ido
rápidamente al camarote para experimentar hacia donde gira el agua cuando se va
por el lavabo. Las dos primeras veces ha girado en sentido antihorario y nos
hemos emocionado (¿será por la aceleración de Coriolis?). Pero la tercera vez
ha girado como en el hemisferio Norte(en el mismo sentido que las agujas del
reloj) y hemos concluido que el experimento tiene variables que no controlamos.
Esta noche pasada, a eso de las 2 de la
madrugada le he enseñado a Guadalupe lo bajas que estaban ciertas estrellas
sobre el horizonte, hecho sólo visible a la altura del Ecuador. Esperamos poder ver la cruz del Sur a partir
de mañana.
Vicente.
SÁBADO, 16 de FEBRERO de 2013.
¡¡Muchas felicidades, querida Violeta
Isabel!! Tenemos una preciosa hija de ¡¡
31 años!! Eso indica que somos mayorcitos. Te enviamos todo nuestro cariño y
los mayores deseos de paz y felicidad para el resto de tu vida, desde algún
punto perdido en medio del Océano Pacífico.
Ya sabes que Eva, tú y Aleix sois lo más importante
de nuestra vida. Siempre nos alegrais y es maravilloso estar a vuestro lado.
Tenemos una celebración pendiente. Dale de nuestra parte un besito a Aleix
cuando lo veas y un abrazo a Yiannis.
Lo más destacado de hoy ha sido una lección
de bailes hawaianos que ha tenido lugar en la piscina del puente 9 , de 10:30 a
11:15 horas. Y ya veis a Guadalupe muy bien vestida para el acontecimiento con
su guirnalda de flores (del taller de manualidades) y uno de los trajes que
compramos en el Chinatown de Hawaii, como se ha aplicado de bien a las danzas.
Las maestras han sido las dos hawaianas que actuaron el otro día en el teatro y
la música en directo la tocaba el trío de Hawaii. Yo lo he filmado todo.
Mañana llegaremos a Pago Pago, donde haremos
escala de 9 a 19 horas. Intentaremos poner este blog al día.
Un saludo para todos.
Qué denconcertante debe de ser ver un cielo diferente por las noches!
ResponderEliminarAsí que al final te has ido de compras, papi! Es que los precios de USA no se pueden resistir....
Me imagino a mami, guapísima, con su collar de flores hawaianas.
Salidos dese las antípodas