domingo, 17 de febrero de 2013


LUNES, 11 de FEBRERO de 2013. (Ampliación del primer día en Hawaii)
Hoy hemos llegado a la isla de OAHU, perteneciente al archipiélago de Hawaii, el cual hemos avistado desde nuestro barco con las primeras luces del alba. Hacia las 7 horas, a nuestra derecha, hemos costeado el litoral meridional de Oahu hasta pasar por el Diamond Point, la extremidad situada más al sur de la isla .Después de desayunar a las 6:30 horas Guadalupe y yo nos sentamos en la Balconata Azzurro Blu de la décima planta y durante una hora vimos todas las luces de la costa de la isla así como sus primeros perfiles montañosos .Poco a poco comenzamos a vislumbrar los altos rascacielos de la capital, Honolulú. Salimos a hacer algunas fotografías y película de vídeo, todo ello coincidiendo con una bonita salida del Sol  a las 7:04 horas. Ibamos entrando y saliendo a la cubierta exterior de la planta 10, para el reportaje gráfico de la isla. A las 8 horas llegó el Pilot, que en este caso era una embarcación amarilla “Pilot Hawaii” y pequeñita (nada que ver con los Pilot de San Francisco) y su tripulante embarcó en el Deliziosa, conduciéndonos a nuestro atraque en Honolulú. La capital fue agrandándose a nuestros ojos ;los rascacielos perfilándose sobre la playa de Waikiki. Al final quedamos atracados en un muelle (Pier 2) muy cercano al centro de la ciudad. Desde  el barco se divisaban un par de torres gemelas de color marrón oscuro.
Honolulú es la capital del estado de las islas Hawaii, el estado (valga la redundancia) número 50 de Estados Unidos. Se encuentra en la costa sudeste de la isla de Oahu, la cual pertenece enteramente al distrito llamado” villa y condado de Honolulú”. El nombre Honolulú significa “Bahia (Hono Ou Hana) resguardada”, y como he dicho ,corresponde al nombre de la ciudad, situada cerca de uno de los pocos puertos naturales de las islas Hawaii. La población antigua no utilizaba los puertos, ya que en sus canoas podía llegar fácilmente a las playas. Más tarde las islas Hawaii fueron utilizadas por la industria de la pesca del atún, para la obtención de madera de sándalo y para la industria ballenera. Este puerto natural se creó  debido a la ausencia de corales en la desembocadura del río Nu’Huanu, siendo completamente reestructurado a lo largo de los años.
Creo que tal como dijo Antonio, el cual redactó el diario de a bordo de “La vuelta al mundo 2012 con el Costa Deliziosa”, Hawaii es sinónimo de paraíso:  sol, aguas cristalinas, cocoteros, collares de flores, música, las tradicionales y exóticas bailarinas hawaianas .Nosotros sólo lo pudimos apreciar en parte, pues la mayor parte de los días que estuvimos en Hawaii no lució el Sol, e incluso  nos llovió en ciertos momentos. Lo peor fueron los cocos. Con las ganas que tenía de beber el agua fresca y maravillosa de un coco del Pacífico y fue imposible encontrar ninguno, a pesar de que en algunas carreteras vimos – desde el autocar en marcha- algún puesto de venta. En cuanto a la música, no tuvimos la suerte de escucharla ni de presenciar algún baile tradicional. Ni mucho menos de ver a ninguna bailarina hawaiana; aún diré más, no recuerdo haber visto ninguna joven hawaiana –guapa o fea-. Y el recuerdo que me llevo de las mujeres de Hawaii es el de un marimacho,enorme ,gordo y horrible, con cara amorfa y deforme, al cual llamaban María, y que fue  la/el (¿) nativo que condujo el autocar donde hicimos la excursión del segundo día.
Si se le quitan todos estos ingredientes a Hawaii – incluida la desgracia  de no poder encontrar al Cheescake Factory- ¿qué nos queda del paraíso Hawaiano cantado por Elvis Presley? Eso es lo que os voy a contar ahora.
Quedamos atracados en el mencionado Pier 2, distante 20 minutos a pie del centro de Honolulú. Los autobuses públicos también se encontraban a pocos minutos del puerto, y pasaban con frecuencia. La temperatura fue muy agradable, oscilando entre los 18 y los 24 ºC. Fuimos citados a las 8:45 horas, en el Grand Bar Mirabilis, del puente 2 (Gardenia) para asignarnos el autobús de la excursión que habíamos contratado: “Atracciones Naturales de Oahu”. Nos asignaron el autocar número 7 y tuvimos la inmensa suerte de que la persona encargada por Costa para acompañarnos en esta excursión fuese Lydia Balañá, dado que en hawaii no hay guias de habla española y Lydia hizo de fiel traductora de las explicaciones del guía local, un señor de nuestra edad o algo más mayor, que se desenvolvía muy bien y con tranquilidad.
Dos días antes de llegar a Honolulú recibimos una nota informativa en nuestro camarote, en la cual se nos anunciaba que en esta excursión no podíamos visitar el cráter del volcán Diamond Head porque la carretera se encontraba en obras. ¡Mala suerte! Nos perdimos, pues, este interesante inicio de la excursión, y comenzamos la misma bajo una fuerte amenaza de lluvia, con todo el cielo cubierto. En esta excursión iban sólo españoles, y fuimos con Jose y Carlos, que se sentaron cerca de nosotros. La excursión comenzó desde el puerto, atravesando algunas calles de Honolulú. Pasamos junto al enorme centro comercial Ala Moana –que ocupa una manzana enorme, incluidos los parkings-; poco después Carlos nos señaló un local de Cheescake Factory, que por la tarde no pudimos localizar. Pronto aparecieron ante nosotros los magníficos rascacielos del centro comercial de Honolulú. Poco después Lydia nos anunció el inicio de la famosísima playa de Waikiki, salpicada de hoteles de superlujo como el Hilton. Comenzamos a vislumbrar esta playa de aguas azul turquesa, bordeada de palmeras mecidas suavemente por el viento y pespunteada por sus blancas arenas. Delante de la misma unos esplendidos parques llenos de  árboles y flores autóctonos sobre un extenso césped, verde e impoluto. El conjunto era de una excepcional plasticidad. Comenzamos a hacer fotografías. Minutos después llegamos al extremo de Waikiki e iniciamos la ascensión por la ladera del volcán Diamond Head (llamado así porque en su origen los colonizadores occidentales de Honolulú confundieron las concreciones cristalinas de caliza con diamantes). Para un geólogo el paisaje era espectacular. Lo más notorio era  que las laderas del volcán estaban cubiertas de una vegetación exuberante. En algunas zonas el terreno estaba cortado, pudiéndose apreciar perfectamente las capas de sedimentos volcánicos (lavas y piroclastos) sucediéndose horizontalmente, lo cual daba una idea de un remoto pasado de tranquilas erupciones volcánicas que depositaron abundantes coladas de lava las cuales fueron superponiéndose dando lugar a este enclave.
No pudimos pues avistar Waikiki desde la caldera del Diamond Head, pero la grandiosidad del lugar era magnífica. Comenzamos luego a transitar por una zona privilegiada. Deduzco que las mansiones que vimos tenían unas vistas fantásticas sobre la playa de Waikiki y sus alrededores. Entramos en una zona residencial de alto standing. Todas las mansiones eran distintas, la mayoría de madera, preciosas, elegantísimas, espaciosas, con diseños espectaculares. Carlos y yo no parábamos de fotografiarlas, fascinados. En el polo opuesto a las pobres viviendas del interior de Costa Rica, estas viviendas reflejaban a la perfección el típico “American Way of Life”.  No parábamos de exclamar : “ magnífica, increíble, fascinante, ¡qué pasada!”. Yo comenté que me gustaría jubilarme y vivir allí una buena temporada. Hice muchísimas fotografías; ellas pueden explicar mejor que mis pobres palabras lo que allí vimos. Continuamos nuestro recorrido de la costa sur de Oahu, hasta la maravillosa playa de Hanauma. Como las coordenadas de Honolulú son 21º 18´7´´ de latitud Norte y 157º 51´55´´ de longitud Oeste, es decir, otra vez por debajo del Trópico de Cáncer, nos encontrábamos en esta playa tropical fascinante. Playa paradisíaca, enclavada en una bahía de ensueño, con aguas azul turquesa  y con una pequeña barrera de arrecifes coralinos que separan las aguas exteriores oceánicas, de las interiores mucho más someras de color celeste claro, donde la gente se baña sin temor a los escualos. Algunas altísimas palmeras bordean la línea de la playa cuya arena está sembrada de trozos de coral (Guadalupe recogió unos cuantos) y conchas.
La zona anterior a la playa está perfectamente arbolada y ajardinada haciendo el conjunto muy agradable. Tomamos algunas fotos excepcionales y continuamos nuestro recorrido en el autocar. Transitando por esa carretera se nos señaló el lugar y la casa donde se había rodado la célebre serie televisiva “Magnum P.I.” Llegamos al cabo de unos minutos a un mirador sobre el famoso “Blowhole” de Halona, donde el agua del mar sale impulsada a través de un respiradero volcánico formando una gran fuente natural. No lo miramos durante demasiados minutos pues comenzaba a lloviznar; no obstante, yo pude  ver salir agua una vez por el respiradero y alguna otra que pude fotografiar sólo salió vaporizada, como ocurre en el espiráculo de las ballenas. Lydia se mostró muy amable con Guadalupe y conmigo y volvió a insistirnos en la pregunta ¿Porqué a los koalas  no se les puede acariciar con la palma de la mano, pero sí con el dorso de la misma? En estas playas plagadas de rocas volcánicas –desde las enormes a las pequeñitas- es muy común avistar a las enormes ballenas jorobadas desde Diciembre hasta mediados de Abril, pero desde aquí no vimos a ninguna, quizás porque el día y el mar estaban muy oscuros. Un poco más adelante nos detuvimos en el mirador de Makapu’u para fotografiar sus impresionantes vistas y donde pudimos ver varias aves marinas autóctonas y abundante vegetación. Por cierto, antes de llegar a este mirador, el autocar nos había traído por una carretera atravesando una impresionante selva – y como el día era muy nublado, aún parecía más impresionante-  que no tenía nada que envidiar a Veragua Rainforest, tanto por su Biodiversidad como por su espesura. En ella hemos visto árboles gigantes y otros verdaderamente extraños a los ojos de un europeo. Había árboles muy altos que echaban ramas en todas direcciones, muchas de las cuales llegan al suelo y forman una maraña de troncos que no sabes dónde empiezan o terminan.
Nuestra siguiente parada fue en un emplazamiento arqueológico hawaiano que en la antigüedad era un templo de guerra. Allí el guía  nos explicó algunas de las plantas más importantes para la alimentación de los primeros hawaianos. En este lugar había un enorme montón de piedras negras de lava, formando una montañita, pero no entendí su significado. También había muchas nueces por el suelo, de las que se hacen los collares y pulseras típicos de Hawaii. Guadalupe y yo recogimos unas cuantas. Fotografié algunos ejemplares notables del reino vegetal. También unas pequeñas tortolitas que se acercaban sin mostrar miedo. Salimos de allí y el autocar nos llevó a uno de los lugares más maravillosos de la isla: el mirador de Pali. De él dijo Stevenson: “Es el lugar más bonito que he visto en mi vida”. Pero a buen seguro que Stevenson lo vio con sol y a nosotros nos tocó el peor día posible: oscuridad, viento huracanado y llovizna. Algunas personas optaron por no bajar del autocar. Nosotros lo hicimos resguardados por una capelina, bajo la lluvia y con un viento insoportable. Al llegar al mirador por el que se arrojaron los 800 guerreros que habían perdido su batalla  contra el rey rival Kameamea, el aire frío podía provocarte una pulmonía. Hice dos fotografías totalmente deslucidas por la uniformidad cromática de los grises existentes y regresé al autocar, mientras Guadalupe con la capelina puesta filmaba desde lo alto de los arrecifes de la Sierra de Koholau, perennemente azotada por el viento y cubierta por las nubes .De allí, regresamos al puerto.
Subimos al barco, dejamos algún peso, comimos en la zona de bocadillos y salimos a pasear por nuestra cuenta. Cogimos un autobús que llevaba el letrero de Waikiki. El lío fue para pagar. Comenzamos a hablar con la conductora del autobús, que nos ordenó sentarnos, sin más explicaciones. Pasados unos minutos comprendí que para pagar había que meter los billetes de 1 Dólar por una máquina, me levanté y pregunté a la conductora cuántos billetes; ella dijo : “five $”, los pagué y me dio dos billetes enormes de papel. Cuando avistamos Waikiki nos bajamos. Tuvimos muchísima suerte pues habiendo estado todo el día nublado  en aquel momento salió el Sol.  Waikiki es una playa bonita, dicen que la mejor del mundo. Yo creo que eso es una exageración, no obstante no te bañas cada día en una playa al final de la cual se yergue majestuoso un volcán (Diamond Head) y llena de palmeras mecidas por el viento. Es una playa larga, de pendiente muy suave. Guadalupe se bañó primero y yo después. El Sol formaba reflejos en el fondo, aunque no tan bonitos como los de Barbados. Cogimos una muestra de arena, pero no era arena fina como la del Caribe. Tampoco abundaban los moluscos, sólo encontramos dos o tres. La temperatura del agua no era fría, aunque tampoco cálida. Lo mejor es que soplaba un airecillo muy agradable que nos secó bien los bañadores. Al cabo de una hora y media abandonamos la playa y comenzamos a atravesar la zona que hay delante de la misma, en el área del Museo Naval. Por suerte el Sol aún lució media hora y quedamos extasiados de la belleza del lugar. Comenzamos a fotografiar bellísimos ejemplares del reino vegetal que en estas latitudes se hallan en todo su esplendor: troncos inmensos, llenos de múltiples lianas y raíces; nos situamos debajo de ellos con los brazos extendidos y no los podíamos abarcar. Otros árboles cuyo tronco albergaba enormes ramas que se curvaban hacia el suelo sin alcanzarlo y de las que colgaban una especie de lianas. Árboles de espesísimas copas y gran tamaño; dicen que los americanos escondían debajo de ellos a los aviones, en la segunda guerra mundial. Palmeras preciosas cuyas enormes palmas forman bonitos dibujos ajedrezados en su parte superior. Palmeras reales, muchas de ellas procedentes de Honduras, con la parte superior de los troncos lisa y de un color verde botella; ibiscos gigantes,cuyas flores rojas parecían salidas del Edén. Toda esta extensión de terreno estaba perfectamente tapizada de un césped de color verde intenso, muy bien cortado, que daba uniformidad al total ajardinado. Algunas pequeñas aves se desplazaban por éste. Muchas tórtolas ,muy confiadas ante la presencia humana, a veces reunidas incluso en grupos de 6 ó 7 individuos. También pequeños pájaros, parecidos a cardenales, cuya cabeza era de un rojo vivísimo, similar a la lava volcánica caliente, éstos un poco más tímidos y en parejas.
Pretendimos abandonar la zona, pero era imposible; nuevas maravillas del mundo vegetal nos aguardaban, muchas conocidas por nosotros, pero no por ello menos fascinantes. Marquesas de enormes hojas lobuladas que adornaban majestuosas la entrada del hotel Hilton de Hawaii. Algún banano con sus enormes y alargadas hojas colgantes. Ante nosotros se presentó un jardín recoleto donde se celebran banquetes de boda, con una caseta blanca en el centro. Poco después admirábamos la entrada del Hilton que está adornada con un bloque enorme de piedra volcánica del que manan varias fuentes de aguas cristalinas, entre una vegetación exuberante. Aquí pensé que Hawaii no es como BCN un conjunto de casas entre las cuales hay algunos árboles, sino todo lo contrario, es decir, un conjunto arbolado en el cual están perfectamente integradas las edificaciones .Poco después del Hilton vimos unos edificios de estilo oriental y nos dirigimos a ellos .Muy bonitos, con tejados estilo pagoda china. En sus bajos vendían recuerdos turísticos. Nosotros encontramos los famosos collares elaborados con la nuez del árbol kui-kui, típico de Hawaii. Enseguida Guadalupe escogió los más bonitos  y elegantes. Nos costaron 5 $. También allí había un establecimiento de venta de perlas (Recordemos Pearl Harbour). Entonces decidimos regresar por el camino que nos había traído el autocar de la excursión de la mañana, a ver si localizábamos el Cheescake Factory, pero por más que lo intentamos fue imposible. Fue un largo paseo, poco agradable. Pasamos por el exterior del centro comercial Ala Moana y pudimos darnos cuenta de su enorme extensión. Por fin, un tanto cansados, llegamos a las proximidades del Deliziosa y decidimos seguir hasta Chinatown. Se nos hacía difícil porque llevábamos arenilla de Waikiki en diversas partes del cuerpo y con el roce nos comenzó a molestar mucho. A mí se me recalentó la planta del pie derecho y tuve que disminuir la velocidad de la marcha. Atravesamos una zona de negocios en esta parte de Honolulú, llena de enormes y elegantes rascacielos. Nos llamó la atención uno que tenía tres ascensores que ascendían y descendían por el exterior del edificio. También advertimos que en las plantas bajas había varios establecimientos de Starbucks Coffee, donde probablemente los ejecutivos –muchos con la típica camisa hawaiana- se toman un respiro.
Continuamos hacia Chinatown y Guadalupe vio un establecimiento de Ross. Entró y mientras tanto yo lo hice en un Mac Donald’s pidiendo lo que a mi entender era un batido de menta. Al tenerlo en las manos resultó un vaso de plástico (yo pedí el tamaño “midle”) con una guinda roja en su parte superior, apoyada en una capa de nata (pastosa) y en el cono inferior, lo que parecía menta, era un batido de nata espesa con menta .No estaba malo ,lo compartimos Guadalupe y yo, pero no creo que vuelva a tomar una bomba de colesterol así en toda mi vida.
Al final llegamos a Chinatown, sobre las seis de la tarde, pero casi todas las tiendas estaban cerradas. Por suerte, bajando hacia el puerto encontramos dos o tres abiertas. En una de ellas, le regalé a Guadalupe un collar hawaiano de flores naturales moradas y amarillas que nos costó 7$. Había otros más bonitos, de flores blancas, con alguna amarilla intercalada; costaban 20$ y lo juzgamos un precio excesivo. Luego, en otra tienda, descubrimos collares y pulseras del fruto del árbol kui-kui; no eran tan elegantes como los que encontramos junto al Hilton, pero las pulseras costaban 1 dólar e hicimos buen acopio de ellas, sobre todo para compañeras de nuestros colegios.
Regresamos al barco pasando por delante de la Aloha Tower y recorrimos el exterior de los pier 13 al 2.Aún llegamos a tiempo de tomar algo en el autoservicio Muscadins que estaba abierto excepcionalmente hasta las 21 horas. Antes nos habíamos duchado, para quitarnos la arena y nuestras “heridas de guerra”.

MARTES, 12 de FEBRERO de 2013.
Nuestro segundo día en Hawaii  ha transcurrido con un tiempo más nublado que ayer, sin sol, pero sin lluvia.
Teníamos contratada la excursión de Costa: “La famosa costa septentrional de Oahu” de 5,5 horas de duración. Como no había suficientes españoles que la requiriesen, nos incluyeron en un autocar de italianos y franceses, gente bastante correcta. La excursión dio inicio a las 8:30 horas, en el autocar nº 9 y llevamos una intérprete italiana, de Costa, que iba haciendo la traducción del Inglés al italiano y al Francés. En esta última lengua nos enteramos bastante bien; la/el (¿) conductor era María, con esto está dicho todo.
Hoy esperábamos ver el relieve montañoso de la isla, formada casi totalmente por volcanes extintos, los cuales alcanzan alturas notables sobre el mar. Los volcanes, nacidos de las profundidades del océano han perfilado las islas una a una, proyectando aún hoy – en algunas de ellas- su magma incandescente en fuentes o ríos de lava rojizos. Entre una exuberante y lujuriosa vegetación se nos aparecen como oasis cascadas maravillosas con reflejos de arco iris en cada rincón. (Hablando de arco iris, ayer por la mañana, desde el barco, habíamos podido fotografiar el arco iris sobre Honolulú).
Hoy os voy a narrar como hemos ido a incomparables playas paradisíacas sobre las que se balancean las palmeras y ponen sus huevos las tortugas, y donde magníficas y colosales olas en sus playas han convertido a Hawaii en el paraíso de los surfistas. Por lo tanto, la excursión de hoy –a pesar del día nublado- nos ha permitido conocer lugares de notable interés paisajístico en Oahu. Desde el punto en donde se encontraba el Deliziosa, comenzamos nuestro trayecto por las montañas Ko’Olau, las cuales atravesamos por un magnífico túnel (probablemente hecho por los americanos con fines estratégicos de defensa de Oahu) y salimos al lado de barlovento de la isla, que nos premió con unas vistas maravillosas sobre el océano. Hay que decir que esta parte del interior de la isla –antes de atravesar el túnel mencionado- está poco habitada y las fincas son rurales, poco elegantes. El tipo de vida que en la costa ha sido totalmente sustituido por el turismo. Nuestra primera parada fue en el Valle de los Templos. Este lugar recóndito de Oahu es un enorme cementerio que alberga miles de tumbas de varias religiones: católica, protestante, japonesa, china, etc. Hay un templo para cada camposanto .La belleza plástica del lugar es indudable, con amplias praderas de césped salpicadas de vasitos con flores hawaianas (tales como ibiscos de color rojo-fuego) y algunas placas conmemorativas, que son pequeñas, con vasitos de café, o soldaditos geiper-man, dado que aquí la gente cree que después de la muerte el espíritu aprovechará estas ofrendas.
Guadalupe –como es habitual en estos lugares- se sintió muy motivada desde el primer momento. Aunque yo prefiero la tranquilidad de los Alpes, con sus pequeños cementerios floridos, como en la Haute-Combe.
Comenzamos con un prado que era el cementerio japonés. Destacaba de los otros por la presencia de lápidas verticales, todas negras y oirientadas al Japón, país al que por cierto, y según la tectónica de placas, se acerca Hawaii 9 centímetros cada año. Continuamos por un prado contiguo, con los típicos floreros y las plaquitas en el suelo. Y después pasamos al núcleo de la visita que se desarrolló en el pintoresco Templo de Byodo que fue construido el 7 de Junio de 1968 para enterrar a los primeros inmigrantes japoneses de Hawaii. Es una réplica a escala del templo situado en Uji (Japón) y construido hace 900 años. Dentro contiene un Buda creado por el famoso escultor japonés  Masuzo Inui. Todo este templo está rodeado por los jardines Sunra  típicamente tradicionales con su puente sobre un estanque en el que nadan cisnes negros y carpas doradas y con su jardín de arena zen sobre la cual descansa otra pequeña divinidad. El templo es magnífico. Sus colores predominantes son los rojos, negros y dorados. Sus tejados con aristas típicamente orientales. De todas formas, toda esta paz celestial se veía interrumpida durante nuestra visita  por un jardinero que absorbía hojas sin parar, con una manguera a motor.
Salimos del parque y el autocar nos llevó por una carretera que dejaba al fondo unas montañas que mostraban un enorme farallón de más de 600 metros de altura, con una exuberante vegetación. Le dije a Guadalupe que creía reconocer los acantilados que salen en la película de King-Kong;  eran, en efecto, espectaculares. Y posteriormente la guía del autocar nos confirmó que allí se había filmado “King- Kong” y aún otra película: “Parque Jurásico”, dado que el lugar tiene todas las ventajas de una selva, pero sin animales peligrosos, tales como serpientes.
A continuación, recorrimos espectaculares costas, pasando por China Man’s Hat , una zona del litoral donde paramos a fotografiar unas islitas, una de las cuales tiene forma de un sombrero chino. Allí cogimos corales y alguna concha. Luego paramos unos minutos a hacer fotos en Kahana Bay, cerca de la cual en un cerro nos indicaron que estaba la casa de Elvis Presley. Luego nos llevaron al Male Kahana State Beach Park, un lugar abandonado –ahora en invierno-  dónde sólo encontramos unos Restrooms (aseos) y una playa amplia, llena de arena, en la que soplaba un fuerte y desagradable viento; en ella hicimos algunas fotos y la abandonamos enseguida. Se supone que este es un parque conocido por sus especies de aves marinas y plantas autóctonas, pero sólo vimos unas garcillas blancas a lo lejos. En la propaganda de la excursión ponía que un poco más adelante encontraríamos Kahiku, donde pasaríamos por piscifactorías de gambas  y veríamos aves de zonas pantanosas en peligro de extinción. No vimos ni una cosa ni la otra, y nadie nos explicó nada. Sí que pasamos 10 minutos en la famosa Sunset Beach, una pintoresca playa famosa por sus altísimas olas, en la que se celebraba un campeonato de surf. Buscando mi coco fui hasta  el extremo de dicha playa, donde tomé una foto, y regresé al autocar. Continuamos hasta Haleua Beach Park, uno de los puntos fuertes de la costa para los surfistas, que lo llaman “El milagro de las 7 maravillas”, pero en lugar de ver surfistas, vimos una preciosa tortuga verde, enorme, la cual estaba inmóvil en la arena y expuesta al público, incluso con un cartel que indicaba su género y especie. Tenía un ojo abierto, de color amarillo, pero no tenemos la certeza de que el animal estuviese vivo.
Por fin acabó la excursión atravesando otra zona central de la isla donde están las plantaciones de la empresa Dole. Predominaban las de Ananás, y según nos explicaron, tardan dos años enteros en crecer las piñas. También había alguna plantación de plátanos y algún cocotero. Nos llevaron al establecimiento Dole para el turismo. Allí nos tomamos un helado de piña con trozos de idem y un Sprite con hielo. Dentro del almacén había muchos productos para regalo relacionados con la piña, el coco y el plátano, frutos que se vendían al natural en unas casetas instaladas en el exterior. Fue muy curioso un stand donde preparaban perlas, a partir de ostras por 15 $. Cuando una persona pagaba este precio, tenía derecho a escoger una ostra. La operaria tocaba una campanilla – para atraer la atención de la gente-  y abría la ostra con un cuchillo. Cuando Guadalupe y yo presenciamos esta operación salieron dos perlas de una ostra, por casualidad. Luego las trataron con un polvo abrasivo.
Salimos del edificio, cogimos el autocar y pude fotografiar una instalación de radiotelescopios que hay en las inmediaciones y que había visto al llegar.
Regresamos al barco sobre las 14 horas, comimos algo y salimos hacia Chinatown con el objetivo de entrar en un Starbucks Coffee para conectarnos a Internet y publicar la actualización del blog. Así lo hicimos y comprobamos que la conectividad iba muy rápida en el Starbucks. Allí leímos los últimos e-mails recibidos y tomamos cada uno una pasta americana con un Hot Chocolate. Salimos de allí y entramos en Macy’s buscando un lavabo, pero vimos bien de precio las camisas de caballero y después de probarme varias, me compré una por 23 $ (rebajada al 50%). Posteriormente entramos en el Ross y en su planta baja compramos otras dos camisas para mí, una de ellas por 13 $ y de la marca Calvin Klein  De allí, fuimos a Chinatown; esta  vez sí que estaban abiertas todas las tiendas y se estaban preparando para una celebración, pues vimos varios tenderetes montándose. Este Chinatown no tiene nada que ver con el de San Francisco. Es mucho más pobre, se ve a bastantes mendigos y no tiene ningún interés arquitectónico. De todas formas aprovechamos el paseo,puesto que en una tienda de ropa Guadalupe se compró dos vestidos hawaianos y otro de su estilo personal.
En este barrio se vendían muchas camisas hawaianas –de las que hicieron gran acopio muchos turistas del barco- y en la zona de comida, las nueces de Macadamia eran un producto típico.
Regresamos al barco, pasamos los controles, que aquí en Hawaii no han sido nada rigurosos  - por ejemplo, para reingresar en el barco los funcionarios USA no nos pedían ni el pasaporte - . Nos bañamos, y ya cómodos y fresquitos presenciamos a las 18 horas la salida del puerto de Hawaii, que fue muy bonita, proporcionándonos una vistas  de la parte de la costa de la isla donde se oían los primeros compases musicales de la fiesta que se preparaba en Chinatown. Le acompañó a esta despedida una magnífica puesta de Sol. Y con el espíritu lleno de sensaciones positivas nos fotografiamos en nuestro balcón, y con las manos dijimos : “¡Adiós, Hawaii!”.
Por la noche, bajamos a cenar con nuestros compañeros de mesa Rosa, Carlos y Jose. Los señores de Extremadura no estaban presentes. Guadalupe iba con su vestido de hawaiana morado y su preciosa guirnalda de flores naturales colgada del cuello; iba tan bonita que un par de señoras alemanas le preguntaron dónde la había comprado, porque lo normal era ver por el barco guirnaldas con flores artificiales. Aprovechamos el momento y nos hicimos fotos todos juntos, con los camareros y por parejas.







¡ALOHA!

MIERCOLES, 13 de FEBRERO de 2013.
Hoy el Sol ha salido a las 7:09 horas y se ha puesto a las 18:47. Las temperaturas han oscilado entre los 24 y los 27ºC. El mar ha estado relativamente calmado, aunque Guadalupe ha decidido tomarse una Biodramina con cafeína por la mañana y luego ha pasado bien todo el día.
Nos encontramos en navegación con ruta Sur SurOeste, en el Océano Pacífico en dirección a la Samoa Americana, concretamente hacia Pago Pago.
Continuando con el tema de Hawaii, Guadalupe ha realizado esta mañana –en su taller de manualidades-  y ayudada por Rosa, un bonito collar hawaiano, elaborado con hojas de papel pinocho de colores. Por la tarde ha practicado el arte de la marmolización del papel, que ya se usaba en Italia hace 600 años. A las 17:15 hemos asistido a la conferencia “Islas de la Polinesia (2ª parte)”en la que hemos visto preciosas fotos de Bora-Bora, Tahití y de las Islas Fidji.
A las 19 horas hemos ido al teatro Duse, donde actuaba el ballet Afro Arimba, con los cantantes Michael Riet y Karin Kovakova. Hoy hemos llegado por primera vez con tiempo de antelación suficiente para sentarnos en la fila 4 de la platea. Así hemos podido ver a los bailarines y bailarinas del ballet muy cerca, y apreciar los detalles de su vestuario. Por ejemplo, Guadalupe ha comprobado que la cantante rusa emplea tres tipos de pelucas distintas en sus actuaciones : una coleta, una media melena y una melena larga. Este ballet nos ha presentado hoy el espectáculo “Allegria” con números y coreografías muy variadas. Ha sido muy bonito. Luego hemos ido a dormir, ya que hoy tocaba no cenar.

JUEVES, 14 de FEBRERO de 2013.
Hoy el sol ha salido a la misma hora que ayer, pero se ha puesto 20  minutos más tarde, es decir, a las 19:07 horas. En cuanto a las temperaturas, hoy se han elevado mucho ,hasta los 28ºC. Además el maître del comedor nos ha confesado que hace 2 días el Deliziosa tiene problemas con la refrigeración en ciertos lugares del barco. Esto se nota claramente al atravesar diversas zonas del mismo. Hay lugares muy fresquitos y otros más cálidos. Nuestro camarote, por suerte, tiene buena refrigeración, pero no la ponemos muy elevada para no resfriarnos. Y no es extraño que en las cubiertas haga este calor, dado que hoy nos encontramos a 5º sobre la línea del Ecuador, que atravesaremos mañana. Por otra parte, mucha gente se pone en las cubiertas a bañarse y a tomar el sol, a veces expuestos a grandes corrientes de aire. El resultado, como la mayoría es gente bastante mayor, es que en los comedores no paran de escucharse toses, algunas muy preocupantes porque son de pecho y de bronquios. Guadalupe ha ido ayer y hoy a la piscina de popa (planta 9) a bañarse y a tomar el sol, de 8 a 10 de la mañana. A esa hora hay poca gente, el sol no quema demasiado y además ella se resguarda de las corrientes de aire.
En cuanto a mí, con este aire tan puro me encuentro perfectamente; respiro muy bien y huelo a la perfección. Tengo mucho cuidado de no exponerme al aire en las cubiertas y tampoco me bañi en las piscinas del barco porque me da reparo  ver a tanta gente en ellas. Sin embargo me baño en estas playas tan cálidas y maravillosas. Por ejemplo, hace tres días me bañé en la célebre playa de Waikiki, en Hawaii, donde se estaba muy bien.
Hoy ha sido un día especial a bordo del Costa Deliziosa, ya que se ha celebrado San Valentín. Los italianos celebran este día aún más que los españoles. Todo ha empezado al asistir a nuestra clase de Tango Argentino nº 17; a los señores nos han subido a una salita y nos han dado una bonita rosa de papel apara regalar a nuestra mujer. De ésta guisa tan romántica se ha bailado el tango. Luego, a la hora de la cena, el restaurant estaba especialmente engalanado; a la entrada habían situado una gran tarta en forma de corazón, con el nombre de San Valentín. Y habían expuesto un pez espada cocinado –al cual le habían cortado la espada- adornado con piñas tropicales, plátanos y pimientos de colores. Además, durante la cena, han entregado una rosa natural a cada señora.
Hablando de otra cosa, esta mañana en su taller de manualidades, Guadalupe ha confeccionado una pulserita con cuentas de madera, y por la tarde, unas pulseritas trenzadas de colores.
Esta tarde a las 16:30 horas estaba anunciado un “Desfile de perlas de Tahití y de los Mares del Sur”, en el Grand Bar Mirabilis, del puente 2. Nos preguntábamos Guadalupe y yo cómo iban a desfilar las perlas, cuando aparecieron las chicas del ballet Afro  Arimba luciéndolas en el cuello, orejas y manos. Fue un desfile curioso.
 A las 19 horas, en el Teatro Duse, puente 2, hemos tenido la suerte de que se presentara en el Deliziosa un espectáculo de música y bailes polinesios (Hawaii, Tahití, Bora-Bora y Nueva Zelanda) bajo el título: “THAITI’S  HAWAIAN  TRIO,  AND HULA LOVELIES”. Tocaban  tres guitarras (una de las cuales era un Ukelele) 3 señores, y en ciertas canciones 2 señoras, bailaban con los trajes típicos de cada isla. Esta recopilación de música y bailes estuvo bien, y nos permitió  aprovechar aún más nuestra estancia en estos mares.
Llegó la hora de cenar en el Restaurant Albatros, y con ella la celebración del cumpleaños (32) de Jose. Todos los compañeros de mesa le hicimos regalos y el chico se puso muy contento y acalorado. Vinieron el maître y los camareros y trajeron un pastel de chocolate y 2 botellas de cava que eran de Rosa, y nos hicieron fotos a todos. Jose también recibió una felicitación del comandante de la nave. Al final se añadió a nuestra mesa el señor Peña, jubilado muy adinerado, pariente de los dueños del Santander, y   amigo de Rosa. Hay que decir que al principio de la cena vino a sentarse con nosotros Lydia Balañá, la cual estuvo agradable con todo el mundo. Por suerte en la mesa no hubo nada fuera de lo normal y la velada fue agradable.
Al acabar la cena Jose nos invitó a unas copas en los salones de las planta 2 , aunque  la que nos convidó a 2 botellas de un Martini dulce buenísimo y frío, fue Lydia (nos dijo que lo venden en El Corte Inglés, de BCN). Tuvimos una conversación agradable y relajada que duró hasta la una de la madrugada y en la que participó y se encontró muy a gusto el Sr. Peña (que está en la década de los 80 años).

VIERNES, 15 de FEBRERO de 2013.

Hoy nos hemos despertado perdidos en la inmensidad del Océano más grande del planeta. He salido al balcón y he observado esa inmensidad de agua salada por la que vamos transitando, las nubes que corren rápidas por encima de nosotros y notando el viento azotar mi cara. Ahora, lejos de todas las grandes ciudades contaminadas del planeta y explotadas por la mano del hombre, aquí, en medio del Pacífico, por el que casi hace ya 8 días que nos movemos y dicen que lleno de miles de pequeñas islas con aguas azul turquesa, arenas doradas y finísimas, y corales que forman atolones y tapizan sus playas, me he sentido por unos momentos Capitán Nemo, a bordo de su Nautilus y lejos de la malvada humanidad. Y es aquí, a bordo de ésta máquina potente que atraviesa los mares, cuando me reafirmo en mis ideas de huir de todos aquellos que no buscan nada más que su beneficio, de los que explotan a los más débiles, de los que engañan a sus semejantes. Es maravilloso estar lejos de todos ellos y de la televisión, esa máquina infernal que sólo sirve para lavar los cerebros.
Aquí, entre el rumor de las olas, acuden a mi mente en rápida sucesión mis seres queridos : Violeta, Eva-Marina, mis padres…¡qué lejos estoy ahora de vosotros! Pronto estaremos en las antípodas. Pero os llevo en mi corazón. Y me siento parte de esta Creación, maravillosa e inexplicable. Esta noche volveremos a retrasar los relojes y ya tendremos 12 horas de retraso respecto a Barcelona.
Lo más destacado hoy a bordo ha sido el paso del Ecuador. A las 11 horas se ha preparado una gran fiesta o Bautizo de Mar, para los neófitos. Guadalupe ha tomado parte. Han dividido a los que iban a ser bautizados en cuatro grupos : agua, tierra, aire y fuego y el dios Neptuno les ha bautizado. Incluso hemos recibido un certificado luego en el camarote.
Una vez pasado el Ecuador, nos hemos ido rápidamente al camarote para experimentar hacia donde gira el agua cuando se va por el lavabo. Las dos primeras veces ha girado en sentido antihorario y nos hemos emocionado (¿será por la aceleración de Coriolis?). Pero la tercera vez ha girado como en el hemisferio Norte(en el mismo sentido que las agujas del reloj) y hemos concluido que el experimento tiene variables que no controlamos.
Esta noche pasada, a eso de las 2 de la madrugada le he enseñado a Guadalupe lo bajas que estaban ciertas estrellas sobre el horizonte, hecho sólo visible a la altura del Ecuador.  Esperamos poder ver la cruz del Sur a partir de mañana.
Vicente.

SÁBADO, 16 de FEBRERO de 2013.

¡¡Muchas felicidades, querida Violeta Isabel!!  Tenemos una preciosa hija de ¡¡ 31 años!! Eso indica que somos mayorcitos. Te enviamos todo nuestro cariño y los mayores deseos de paz y felicidad para el resto de tu vida, desde algún punto perdido en medio del Océano Pacífico.
Ya sabes que Eva, tú y Aleix sois lo más importante de nuestra vida. Siempre nos alegrais y es maravilloso estar a vuestro lado. Tenemos una celebración pendiente. Dale de nuestra parte un besito a Aleix cuando lo veas y un abrazo a Yiannis.

Lo más destacado de hoy ha sido una lección de bailes hawaianos que ha tenido lugar en la piscina del puente 9 , de 10:30 a 11:15 horas. Y ya veis a Guadalupe muy bien vestida para el acontecimiento con su guirnalda de flores (del taller de manualidades) y uno de los trajes que compramos en el Chinatown de Hawaii, como se ha aplicado de bien a las danzas. Las maestras han sido las dos hawaianas que actuaron el otro día en el teatro y la música en directo la tocaba el trío de Hawaii. Yo lo he filmado todo.
Mañana llegaremos a Pago Pago, donde haremos escala de 9 a 19 horas. Intentaremos poner este blog al día.
Un saludo para todos.




1 comentario:

  1. Qué denconcertante debe de ser ver un cielo diferente por las noches!
    Así que al final te has ido de compras, papi! Es que los precios de USA no se pueden resistir....
    Me imagino a mami, guapísima, con su collar de flores hawaianas.
    Salidos dese las antípodas

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